lunes, 21 de julio de 2014

Pero

Señoras, señores…. Yo creo que es sensato que empecemos a evitar el “pero”.  “pero….,nada. No nos favorece, créanme, confíen en lo que les digo.  El “pero” nos pone en una situación en la que no podrán salir ilesos. El “pero”, no es indoloro, es verdaderamente un arma letal, de doble filo.  Es una escopeta que podria derribarte de un culatazo cuando la dispares.  Si ustedes blanden un “pero”, va a venir un jinete de pronta estocada y les va a meter el “pero” en el orto. Cómo “pero”? O peor “peeeeeeeero”. No, pero nada. Las cosas que están, están, y lo que es sencillamente, es. El pero jetonea la falta, y ningún ser sensato expondría sus faltas y debilidades de esa manera. Es biológicamente incorrecto exponerse asi.  Si escuchas una alabanza de lo flaco que estás no digas, si, pero, sabés lo que me costó?. No, porque el contraataque puede ser, “si, la verdad es que se te nota, estás más arrugada”.
     Y peor que peor, el pero del otro. Está trabajando, va a fiestas, “si, pero está solo/a”. Y vos, serás linda, pero tenés cara de chota. Y vos sos estás casada pero estás obsesionada con la limpieza y sacar la basura.

     No, no te expongas al pero, creéme, es al pero.  Exaspera el pero, desespera. El vaso está medio vacío, pero, medio lleno. No. Chupáte de un saque lo medio lleno del vaso, pero, si mañana no hay que te chupe un huevo. Sin peros. 

sábado, 5 de abril de 2014

Los caminos de la vida

    
      Casi todo lo escrito en canciones se refiere a historias, sucesos, amores,  fracasos y avatares que la vida nos propone en nuestro lapso de relaciones. Me voy a referir específicamente a las líricas musicales en donde el fracaso de los planes del autor motiva la vocalización de sus estertores. Y adentrándonos aun más en las impresiones musicales, los artilugios que el autor usa en las variaciones tonales, es decir, las modalidades mayores y menores, aquellas que el músico sabe que sugerirán un estado de ánimo u otro.
           Debo dar datos técnicos puntuales: Los tonos mayores aportan cierta cualidad alegre, eufórica y entusiasta a la música que se ejecuta. No siempre, debo decir. Ni que hablar de las sucesiones tonales en quintas con las que se han escrito la mayoría de las pedorretas vigorizantes tipo “We are the World”, “Amigo mío entra a mi hogar”, “Argentina es mi lugar”, y tantas otras horrendas canciones con las que se nos ha tratado de vender una campaña política, aceptar una guerra y asesinar colectivamente a los vecinos semitas o del color que nos desagraden. Para quien no sepa o no recuerde, ejemplo de esto es un tema homicida allá por 1976, que versaba: “noooooo te borreeeeeessss, que te necesitaamoooos, siiiii te quedas y ayudás vas a ver que ganamooooosss”. El mismo iba dedicado a los pobres infelices que debían huir entre gallos y medianoche de las razzias asesinas del proceso. Era un ejemplo nomás.
     Asimismo pongo a consideración la canción  que habla de un joven que no esperaba que la vida fuera tan injusta en la repartija con él, su hermano y su madre, que a tanta madre soltera y mujer sola con hijos hace lagrimear. El  mismo en su primera parte, mantiene en su cadencia tonal un gustito a quejas inconsolables, (cadencia: sucesión particular de tonos para que se entienda, con una lógica perceptiva que el oyente reconoce en su cultura musical) otorgado por los tonos menores utilizados. En ella, la lírica habla de las vicisitudes de una vida que no era la esperada para nuestro joven, y a las lamentaciones que se ve necesitado de inferir. Ahora bien, en una modulación irredenta (modulación: cambio hacia otro sistema tonal para que se entienda, irredenta: que no tiene perdón de dios)  cambia  hacia los tono mayores,  que refiero, le dan ese tono optimista tipo “vamos carajo todavía”. Aquí en ese pasaje, habla de su madre que trabaja, pobrecita, que se va a morir, y el también, si, en algún momento, más adelante, asumiendo que la vieja va primero. Pasado en limpio: mientras sea el protagonista el que se queje que la vida no le ha dado lo que el esperaba, utilizamos los tonos tristones, la melancolía y las cadencias tendenciosamente lloronas. Ahora, cuando viene la parte de que la que labura es la vieja, y que se va a morir primero, ahí los tonos son mayores y de una algarabía al menos contradictoria.
      Pongo esta observación a consideración y debate de los oyentes y radioescuchas, a la manera de una herramienta. Algo así como un detector de mentiras y asociaciones ilícitas musicales.
      Andá a laburar vago de mierda en vez de andar chingui chingui todo el día con la guitarrita.
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