Los caminos de la
vida
Casi todo lo escrito en canciones se
refiere a historias, sucesos, amores, fracasos y avatares que la vida nos propone en
nuestro lapso de relaciones. Me voy a
referir específicamente a las líricas musicales en donde el fracaso de los
planes del autor motiva la vocalización de sus estertores. Y adentrándonos aun
más en las impresiones musicales, los artilugios que el autor usa en las
variaciones tonales, es decir, las modalidades mayores y menores, aquellas que
el músico sabe que sugerirán un estado de ánimo u otro.
Debo dar datos técnicos puntuales: Los
tonos mayores aportan cierta cualidad alegre, eufórica y entusiasta a la música
que se ejecuta. No siempre, debo decir. Ni que hablar de las sucesiones tonales
en quintas con las que se han escrito la mayoría de las pedorretas vigorizantes
tipo “We are the World”, “Amigo mío entra a mi hogar”, “Argentina es mi lugar”,
y tantas otras horrendas canciones con las que se nos ha tratado de vender una
campaña política, aceptar una guerra y asesinar colectivamente a los vecinos
semitas o del color que nos desagraden. Para quien no sepa o no recuerde,
ejemplo de esto es un tema homicida allá por 1976, que versaba: “noooooo te
borreeeeeessss, que te necesitaamoooos, siiiii te quedas y ayudás vas a ver que
ganamooooosss”. El mismo iba dedicado a los pobres infelices que debían huir
entre gallos y medianoche de las razzias asesinas del
proceso. Era un ejemplo nomás.
Asimismo pongo a consideración la canción que habla de un joven que no esperaba que la
vida fuera tan injusta en la repartija con él, su hermano y su madre, que a
tanta madre soltera y mujer sola con hijos hace lagrimear. El mismo en su primera parte, mantiene en su
cadencia tonal un gustito a quejas inconsolables, (cadencia: sucesión
particular de tonos para que se entienda, con una lógica perceptiva que el oyente reconoce en su cultura musical) otorgado por los tonos menores
utilizados. En ella, la lírica habla de las vicisitudes de una vida que no era
la esperada para nuestro joven, y a las lamentaciones que se ve necesitado de
inferir. Ahora bien, en una modulación irredenta (modulación: cambio hacia otro
sistema tonal para que se entienda, irredenta: que no tiene perdón de dios) cambia hacia los tono mayores, que refiero, le
dan ese tono optimista tipo “vamos carajo todavía”. Aquí en ese pasaje, habla de su madre que
trabaja, pobrecita, que se va a morir, y el también, si, en algún momento, más adelante, asumiendo que la
vieja va primero. Pasado en limpio: mientras sea el protagonista el que se
queje que la vida no le ha dado lo que el esperaba, utilizamos los tonos
tristones, la melancolía y las cadencias tendenciosamente lloronas. Ahora,
cuando viene la parte de que la que labura es la vieja, y que se va a morir
primero, ahí los tonos son mayores y de una algarabía al menos contradictoria.
Pongo esta observación a consideración y
debate de los oyentes y radioescuchas, a la manera de una herramienta. Algo así
como un detector de mentiras y asociaciones ilícitas musicales.
Andá a laburar vago de mierda en vez de andar chingui chingui todo el día con la
guitarrita.
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